www.gerliunmunicipio.com.ar

La distorsión de imágenes me llevó hacia un lugar en el cual ya había estado. Toda mi vida había transcurrido entre esas cuatro paredes, ahí... pero esta vez era distinto.
Me sentía ageno a mi guarida, a mi refugio. Me sonreían desde la pared mis ídolos, las guitarras tocaban canciones para mi. Mis revistas se leían solas, y yo era testigo de todo aquello, toda esa confusión, esa broma que me gastaba mi cerebro.
Hasta que un suceso anormal empezó a desequilibrar este concierto de incoherencias que de cierta forma me divertía. Ahora ya no eran ni canciones ni estrellas de rock.
El pulso se aceleró. La cabeza me daba vueltas mas de lo normal. Un alguien invisible me tomaba por el cuello y no dejaba que el aire llenara mis pulmones, o el porcentaje que quedaba de ellos.
Las paredes se empezaron a cerrar. Las cuatro. Simultaneamente. La puerta se esfumo. Ya no iba a poder salir. No sabia que hacer.
Inútilmente busque una salida. La puerta se había ido, las ventanas tenían rejas. NO había salida. No supe que hacer, y solo me recoste en mi cama a esperar. Y me dormí.
Desperté a las cuatro horas entre las sabanas cálidas.
Y aunque la cabeza parecía estallarme, las paredes se habían detenido.
Las sombras y brillos, colores, conjugaban perfectamente. Todo estaba en su lugar. Un rayo de sol se abría paso gambeteando entre las cortinas azules.
La tranquilidad pidió permiso y entro a mi cuerpo.
Suspire y prendí un cigarrillo. De fondo sonaba Leaders of Men.
Los párpados se vencieron por el peso otra vez y se cerraron.
No se cuando se van a volver a abrir.